jueves, 16 de diciembre de 2010

Hay una parte de nosotros que no podemos explicar y eso es lo que somos

Hay ocasiones en las que es necesario lanzar un grito al viento para romper la burbuja en que nos hallamos, romper los lazos que nos atan a la realidad y echar a volar lejos, donde la vida cobre un auténtico sentido. Este es simplemente el hueco que he dejado al partir, mi huella ,para aquellos que tengan la curiosidad de asomarse al otro lado del espejo, por donde pasó Alicia y nunca se volvió a cerrar. No es gran cosa, pero baste que podamos encontrarnos .
Sobre mi poco más es necesario decir, mi verdadera ubicación aún la estoy buscando; me refugio en las letras si el resto no tiene sentido pero procuro estar en todas partes (defecto de la ubicuidad). La amistad y el amor, en todas sus variantes, siguen siendo razones para levantarse cada día. Cuando más viva me siento es sobre un escenario , cegada por los focos. Y conrespecto al vaso medio lleno o medio vacío, supongo que lo importante es que sacie tu sed.
....Ahora seguiré buscando al conejo blanco.

lunes, 15 de noviembre de 2010

Por un momento.



















No sé que hay fuera, no concibo el mundo al margen de la burbuja irisada de los inocentes, no sé donde está Comala, ni entiendo de guerras preventivas, estadísticas o vuelos de misiles tierra-aire si no saben hacer volteretas en la hierba sin quemarla. Sufro el yugo del inconformista con resignación a este rebelarse a la forma que, no obstante, a veces me premia con un nimio detalle, convertido en un fin en sí mismo; entonces puedo otorgar toda a mi realización personal a un rayo de sol que se cuela en la cocina mientras riego las tres macetillas y les hablo de lo guapas que se las ve y nos hacemos promesas de estrellas, o quizás un acorde de Yann Tiersen me desculpabiliza a su manera por seguir buscando en la tapa de los yogures mi kibbutz de deseo...En estos casos hay que reirse, dejarse llevar por el sueño lúcido y aparcar el existencialismo torturado porque, aunque sea brevemente, hemos salido de la carpa del circo por el agujero del techo y ¿a quién le importa que más tarde tengamos que volver?




http://www.youtube.com/watch?v=-ZJDNSp1QJA&feature=player_embedded

jueves, 4 de noviembre de 2010

La cucharita


La primera vez le dio siete vueltas a la cucharilla del café, siete, número cabalístico, ¡qué casualidad! Aún quemaba demasiado, así que procedió a la segunda ronda de removida con sólo tres. Miraba por la ventana de la cocina a las palomas colgándose de las cuerdas de la ropa, impasibles y lozanas, ¿un pájaro puede resultar lozano? Aquellos lo eran por sobrealimentación. Parecían reirse de él desde el otro lado del cristal, como asegurándole que ellas podían dormir tranquilas incluso funambulando sobre un alambre. Removió el contenido de la taza cinco veces más. Pensó en su mejor amigo, que estaría soñando con casas en la playa y niños descalzos. Otra vuelta más de cucharilla. Su mejor amigo, ya no tenía sentido llamarle así, ¡anda que si hubiera sido el peor!...Menuda farsa le tocaba representar ahora, cuando el olor del perfume de aquella mujer, que sólo había sido la suya por unas horas, regresaba de puntillas al lecho matrimonial. Ocho vueltas, más vale que sobre a que falte. Su castigo no era la culpabilidad, sino más bien ser consciente de la carencia de su peso y seguir viviendo para callarlo. Seguir jugando al isósceles como parte del espectáculo. Cinco vueltas, redundancia cíclica, falta de pecados y sangre de pecador. Hubiera repetido, más por curiosidad que por vicio, ¿sería ella capaz? No podía dejar de hacer girar la cucharilla como una letanía, como las vueltas de los segunderos de aquello que llamaban corazón. Depronto ya no le apeteceía el café, se había mareado.